Sigiloso, inspirador y por muchos temido, el silencio encierra más verdades de las que podemos expresar con palabras. El concepto, estrictamente entendido como la ausencia de sonido o de comunicación, es tan cierto como incompleto ya que esconde tantos matices como interpretaciones.
Este vacío en el espacio y el tiempo que llamamos silencio ha servido de inspiración para filósofos, religiosos o poetas, pero tiene su máxima expresión en nuestro día a día. Su impacto en nuestro bienestar físico y emocional es tan importante como la calidad del aire que respiramos o de los alimentos que ingerimos.
Querer o poder
¿Cuánto hace que no tienes un instante de absoluto silencio? Quizás lo tengas, pero ¿con qué frecuencia? Nuestra actual “cultura del ruido” junto al empeño por estar permanentemente hipercomunicados nos obliga a adaptarnos al fragor de las ciudades y a la contaminación acústica. Un nocivo y constante “hilo musical” que invade nuestros sentidos para someternos a vivir en la cómoda incomodidad del bullicio, afectando gravemente a nuestra salud y bienestar psicológico.
Entre los múltiples efectos del ruido podemos encontrar un amplio abanico de alteraciones como estrés, irritabilidad, agresividad, cansancio, trastornos del sueño, etc. Sin embargo, la otra cara de la moneda, la ausencia de este sonido permanente también nos llega a incomodar, como si nos sintiéramos extraños o abrumados. Algo que evitamos encendiendo la televisión o la música de fondo, aunque no estemos prestando atención, simplemente para sentirnos acompañados al realizar cualquier otro tipo de tareas como estudiar, cocinar o trabajar.
Sorprendentemente, cuando nos alejamos de esta selva acústica, no sólo aliviamos el estrés y la ansiedad sino que también promovemos la regeneración neuronal. Así lo demuestra un estudio realizado en Alemania por el Centro de Investigación para las Terapias Regenerativas de Dresden, revelando que al menos unos minutos de silencio al día favorecen la creación de nuevas células en regiones del cerebro relacionadas con la memoria, el aprendizaje y las emociones.
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