Todos respiramos para vivir, pero pocos comprenden que respirar es vivir. Desde el nacimiento hasta la muerte estamos respirando. Dormidos, distraídos, desmayados, caminando, acostados … siempre respiramos y siendo como es algo esencial, solemos pasarlo por alto. El aire es esencial no solo a los humanos, sino también a los animales, a las plantas, a los minerales. Todo el mundo respira. El cosmos entero es una gran respiración.
Constantemente estamos intercambiando, religados por el aire. Un aire que es común a todos y que, por lo tanto, no nos pertenece. Sin embargo, y al mismo tiempo, cada uno debe respirar por sí mismo, cada uno es responsable de su propia respiración.
El respirar de todos es el respirar de cada uno, porque todos somos iguales, pero cada uno es diferente.
Durante zazen prestamos particular atención a la respiración y básicamente haz de apoyarte en la exhalación. Esto no significa que le demos más importancia a la inhalación. No, ambas deben armonizarse como el dorso de la palma, puesto que son dos partes de una misma cosa.
Algunos piensan que la respiración debe ser controlada. Esto es un error. El controlar, el reprimir, son formas de violencia generadas por el deseo y el temor. La respiración debe ser observada. Si observas tu exhalación y la acompañas suavemente hasta el final, la inspiración llegará por sí misma.