¡Qué dura ha sido

la vuelta,

la vuelta de regreso a la vida cotidiana!

 

La contracción me ha superado.

 

Esperaba en ti

la respuesta del abrazo,

la caricia compartida

y ese beso azul

que me reconocieran como tuyo.

 

¡Qué dura ha sido la noche!

Me he visto superado

por la oscura soledad,

abandonado

en el delirio de un sueño terrorífico.

 

Aún me dueles,

corazón,

profundamente…

 

¡Ay, corazón tan roto!

 

Camino a tientas por las simas de la vida,

conteniendo lágrimas saladas,

estas lágrimas del desamor.

 

Nace el día con el impulso del ahogo.