Inspiración
El cuerpo del Buddha es cubierto por el manto de una presencia amorosa. Físicamente hablando, me refiero al hábito de la atención consciente, al kesa de la transmisión. A medida que profundizamos en la experiencia meditativa y nos hacemos íntimos con las enseñanzas, sentimos la verdad de la llamada, vehiculamos el compromiso interno por la Vía del despertar y comenzamos con dulzura y determinación un hermoso viaje a los adentros. Así, sobre las telas, los imperceptibles hilos de luz se cosen uno tras otro, despacio, sin prisas, sin afán ni mérito alguno, inspiración tras espiración, sin dejar huellas en el camino. Y así llega un momento en el que comprendemos que la certificación no tiene fin. En ese instante, nuestras manos se abren para recibir y dar, para ser vestidos por el hábito de la liberación.
DAI SAI GE DA PU KU
MU SŌ FU KU DEN IE
HI BU NYO RAI KYO
KO DO SHO SHU JO
Gran hábito de liberación,
más allá de la forma y del vacío.
me visto con la enseñanza del Dharma
para el bienestar de todas las existencias.
Orígenes
En la época del Buddha se dice que la comunidad monástica, inspirada por el maestro, recogieron telas desechadas por la sociedad, como las mortajas de los muertos, los paños utilizados en los partos y en las reglas de las mujeres, etc. Todo lo que estaba manchado, lo que nadie quería y estaba destinado a la basura, fue recogida por los monjes, quienes reciclaron esos restos y confeccionaron con ellos una prenda para vestir en la vida diaria y también usar durante la meditación. Con este humilde gesto comprendemos que algo impuro se transmuta en algo maravilloso.
El nombre japonés con el que conocemos este hábito, kesa, hace referencia a un color indefinido en India llamado kāṣāya. Posteriormente, por transliteración fonética, llegamos al actual kesa. Por otra parte, los orígenes del mismo no pueden ser estudiados históricamente, puesto que los primeros textos escritos aparecieron siglos después de la muerte de Shakyamuni, cuando el budismo se encontraba escindido en varias escuelas y las posteriores interpretaciones del Dharma.
La principal fuente de información sobre el kesa la encontramos en los escritos del monje chino Dôsen, que utilizó las cuatro recopilaciones de la principal escuela china Vinaya existente en su época. Estas nacieron a su vez de las distintas escuelas budistas indias. Posteriormente, en el budismo japonés, más particularmente en las escuelas Shingon y Soto, encontraremos el término kesa nyohô, literalmente «cumple con la regla». Se refiere a un estilo de práctica basado en la simplicidad y la humildad.
Destaca la inspiración del maestro zen Jiun Sonja (1718-1804), un famoso reformador budista japonés del período Edo. A lo largo de su vida buscó ir más allá del marco formal de su propia escuela, para redescubrir las enseñanzas originales del budismo, por lo que hallaremos referencias a un modelo llamado kesa nyohôe, literalmente «la túnica que cumple con el Dharma». La expresión designa un modelo de kesa que, por su color, su tejido y su construcción, está de acuerdo con las recomendaciones del Buddha.
Se dice que el monje se ejercita en las cuatro actitudes majestuosas de comer, vestirse, alojarse y dormir. Cultiva actitudes como la pobreza, la humildad, la transparencia y el silencio. En la elaboración del kesa, «la regla de la triple depreciación» (sansenba) actualiza esta actitud. La expresión proviene de un antiguo código disciplinario indio. En ellas se tienen en cuenta el color de las telas (shikisen), corte y costura del kesa.
En cuanto a la depreciación del color significa que no se utiliza uno de los cinco colores primarios (rojo, amarillo, azul, blanco y negro), sino un color mixto y oscuro (ejiki). Finalmente, la depreciación del vestido hace que la tela sea cosida una y otra vez para unir las piezas. Entonces ya no tienen ningún valor ordinario. Estas son algunas de las observaciones que nos llevan a comprender lo que es conformidad con el Dharma.
Posteriormente, serán los maestros Kodo Sawaki (1880-1965), que sintió una gran afinidad con Jiun Sonja, y Eko Hashimoto (1890-1965) los que impulsen y consoliden el estudio del kesa. En la actualidad todas las tradiciones budistas conservan el kesa como hábito de la prácticameditativa.Sinembargo,laformadesuconfecciónylamaneradevaríandeuna escuelaaotra.
En nuestra Comunidad Budista Zen Luz del Dharma cualquier persona que ha recibido la ordenación puede vestir un kesa, es más, se invita a que lo cosa a mano y reciba en relación a su honesto compromiso con la vía del despertar. Se requiere tiempo para confeccionar un kesa, lo cual revela todo un hermoso trabajo interior de transmutación kármica.
Aspectos
Se citan a continuación varias características a tener en cuenta en relación al kesa, a saber, el material usado, el color del mismo, su simbología y el carácter místico.
En el primer apartado atendemos al material. El tejido es conveniente que sea de buena calidad, es decir, que sea resistente, pues un kesa se lleva toda una vida. Se puede utilizar algodón, seda, lana o lino. Los tejidos sintéticos no son recomendables, primero por vibración energética y luego porque son demasiado ruidosos en el zendo.
La inspiración en la elección y confección del kesa está fundamentada en el espíritu de la simplicidad y la humildad. Se trata de una pieza confeccionada a partir de retales. Este hábito sirve para proteger al practicante del clima, ya sea la estación del año que se presente. Con el tiempo el budismo se extendió por los países del Asia septentrional como China, Tíbet y Japón. Debido a las nuevas condiciones climáticas, muy diferentes de las de India, otras prendas tuvieron que ser añadidas al hábito original.
Fue en China donde se comenzó a usar bajo el kesa dos prendas separadas llamadas hensan y kunsu, que con el tiempo terminarían por ser cosidas juntas, dando lugar al kolomo, el hábito tradicional de los monjes zen japoneses. Debido a la introducción de nuevas prendas, la manera de coser y de vestir el kesa fue modificándose paulatinamente. Por ejemplo, en China y en los países de influencia china, se integró un sistema de lazos que comportaba una argolla que servía para atar los dos lados del kesa. Pero fue sobre todo en Japón donde el kesa sufrió considerables modificaciones, diferentes según las distintas escuelas budistas.
Por otro lado, en lo concerniente a la simbología, se visualiza como un campo de arroz, un conjunto limpio y armonioso que forma con sus lindes, caminos y terrenos anegados. Las plantas de arroz crecen siempre juntas, apaciblemente, unas al lado de otras, sin discriminación alguna. A partir de esta base, se observará que las diferentes piezas que componen el kesa tienen un significado preciso. Asimismo, el desplazamiento de unas telas sobre otras simboliza la desestructuración de nuestro personaje ilusorio; la confección y ensamblaje de los trozos en un nuevo conjunto representan la integración del yo en una nueva realidad. La transformación es un reordenamiento en el que cada cosa ocupa su lugar. En palabras del maestro zen Taisen Deshimaru:
De la misma manera que los puntos del kesa
siguen uno al otro para formar una línea recta,
nuestra concentración aquí y ahora
en cada una de nuestras acciones
forma una línea recta y verdadera a través de nuestra vida.
El kesa es el símbolo de la adhesión total e incondicional que siente el bodhisattva al empatizar con todos los seres. Al vestir el kesa uno se viste con todas las existencias. Por otro lado, al vestir el kesa actualizamos la práctica del no propósito. El kesa representa el espíritu de la No obtención (mushotoku), de ahí la expresión recogida en los versos de la estrofa que recitamos al vestirlo: «Más allá de la forma y del vacío». Refleja la motivación justa.
En cuanto al color para el kesa deben usarse aquellos que no despiertan los deseos sensuales. El color debe ser discreto y sobrio. La idea general es abstenerse de usar los colores preferidos o atractivos. De esta manera nuestra mente podrá verse libre de la avaricia, del miedo y del autoengaño. Recomendamos en la CBZLD usar una tonalidad de colores cercanos al trigo tostado, castaño suave o tierra. Podría decirse que la tonalidad del color tostado más extendida corresponde al código hexadecimal #9A661A. Esa es una muestra orientativa de colores adecuados:
Finalmente, recoge un carácter místico. Al vestir el kesa, la práctica cambia. Es una vibración energética. Vestir el kesa requiere de una postura digna. Con un kesa no puedes hacer otra cosa que practicar la vía. Ver el kesa es ver al Buddha que tú también eres. En cualquier caso, no debe basarse en conseguir una pieza bella, sino simple. No hay necesidad de mostrarse en la práctica, ni distinguirse o diferenciarse sobre los demás.
Sentarnos en zazen vestidos con el kesa nos da la fuerza de la confianza, la estabilidad y la firmeza del Buddha, nos sentimos como una montaña a cuyos pies fluye libremente la corriente de los fenómenos. Se expresaba así el maestro Kodo Sawaki:
La llovizna y el rocío, la neblina y las nubes cubren nuestros cuerpos.
La naturaleza de Buddha también es el kesa.
El cielo y la Tierra, el universo entero, son un único kesa.
Ningún mundo existe aparte del kesa.
No caemos al infierno o nos elevamos al cielo, no vamos a ningún lugar, venimos de la nada.
Sólo hay un kesa.
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Nota: Fotografía de portada Teresa Arozena Bonnet