El Sutra del Nirvana se sitúa en las últimas horas de la vida de Buddha. A diferencia de otros textos, aquí el interlocutor principal es Mañjuśrī, identificado en el campo de los estudios budistas como probablemente el bodhisattva más antiguo y uno de los más importantes de la literatura Mahāyāna. La fecha exacta de origen del sutra es incierta, pero es posible que su forma primitiva se desarrollara en el siglo II de nuestra era. Este es un breve fragmento:

 

En el bosque de salas en las afueras del castillo de Kusinara el Buddha predicó por última vez:

«La sabiduría es la barca de remos con que se atraviesa el piélago del nacimiento y la muerte.

La sabiduría es la lámpara resplandeciente que alumbra al mundo obscuro y tenebroso.

La sabiduría es grata medicina que cura todos los males de la vida.

 La sabiduría es el hacha con que el hombre puede abrirse paso al través de la enmarañada selva del dolor.

La sabiduría es el puente para cruzar el turbulento río de la ignorancia y la lascivia.

Por eso, debe el hombre poner todo su empeño en engendrar la sabiduría dentro de sí, y valerse para ello de todos los medios, usando del pensamiento y de la recta atención. Si el hombre adquiere la triple sabiduría, aunque fuera ciego, el ojo de la sabiduría todo lo ve. Sin embargo, si carece de la sabiduría, la mente es pobre y carece de sinceridad. Tal cosa no dice bien del hombre que ha dejado su casa.

Tenga bien metido dentro del corazón, el hombre iluminado, que no va bien con él lo falso y estéril; y con sencillez de ánimo esfuércese por alcanzar ese gozo puro que sólo puede hallarse en el sosiego y reposo perfectos.

Queridos discípulos, recuerden que llevan dentro de ustedes la luz, dependan de ustedes mismos y no de los otros. Hagan de mi enseñanza su luz, confíen en ella y no en otra».

 

De toda la complejidad y profundidad del Dharma, el Buddha se dirigió humildemente a sus discípulos, instándoles a tomar el control, a responsabilizarse de sus actos, pensamientos y palabras, a asumir la libertad de abrirse a la observación de lo contemplado. Insistió en que reposar en el eje y fortalecer el estado de presencia sean el fundamento y el punto de unión en todo el trabajo interior. Esta experiencia surge del reposo profundo en la tranquilidad de la mente. El significado de sus palabras nos lleva a rememorar contenidos como este:

«Recuerda cuál es tu espacio interior. Tú ya eres aquello que has estado buscando por tantas vidas. No hay nada que conquistar, nada en qué convertirse.»

 

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Fragmento de las enseñanzas impartidas por el maestro zen Denkō Mesa en la webinar titulada «Sammasati»