Durante la lluvia
en un charquito tiembla
todo el paisaje.
Seis haikus de verano
El haiku es un tipo de estrofa poética capaz de recoger de una manera directa, primera y sencilla todas las emociones y sensaciones de nuestra experiencia. Tradicionalmente, además de su particular número de sílabas (5-7-5), se caracteriza por la presencia de una palabra que hace referencia a la estación (kigo). El calor, la brisa, un lagarto, son motivos en los que nuestro compañero Tomás Estévez de la Sangha de Tenerife se ha inspirado para escribir sus haikus acompañados de una imagen evocadora del momento, y cuyo resultado ha querido compartir con nosotros:
Pintando de azul el viento
Crónica por Carlos Hernández
Parece que fue hace solo un momento cuando asistíamos a la inauguración del Dojo Zen Ryoku Shin (Fuerza del Espíritu) que está adscrito a la Comunidad Budista Zen Luz del Dharma que dirige el maestro Denkô Mesa. Aquí estábamos de nuevo, otra vez viajando desde Toledo para asistir a la segunda parte del curso que está impartiendo Empar sobre enseñanzas zen y su práctica.
Esta vez el tema serían las tres marcas de la existencia… o de la vida, no estoy seguro. Para mí son raíz, base fundamental: Anitya o Transitoriedad, Anatta o insustancialidad y Dukka o lo que venimos llamando sufrimiento.
Sin duda alguna este Dojo tiene algo especial, no sé si llamar mágico. El caso es que cuando atravesamos el portón del recinto, volvieron a la mente unas palabras que escribí para no olvidar con qué pie se entra y con cuál se sale del dojo: “avanza el pie izquierdo, entro en el espacio sagrado, avanza el pie derecho y salgo del ego ilusorio. Mientras tanto, barro en los pies.”
Y de nuevo esos abrazos tan sinceros y tan deseados por mi parte. ¡Qué enorme privilegio poder pertenecer a este grupo, qué alegría poder comprobar todo lo que me queda por aprender de ellos!
Hace tiempo, no sé si leí o escuché algo del maestro Denkô Mesa sobre la verdad revelada y la verdad desvelada, con qué facilidad dejas caer esos velos gracias la apertura de corazón que en Ryoku Shin habita.
No sé qué en mí está pasando ni me interesa saberlo, prefiero vivir lo que en mí está quedando. Gracias Denkô sensei, Empar, gracias al Lama Tubob, Rafa, Pilar, Sonia, Gloria, María Ángeles, Helena, Juanan, Paz.
A las 11:00 aprox. Se comenzaban a impartir las enseñanzas. Como siempre, el círculo de corazones inicial para comentar nuestras vivencias sobre cómo habíamos llevado la práctica estos días y Empar con sus comentarios certeros. Enseguida pasamos a las enseñanzas y, de pronto, no sé cómo ni por qué, esa voz de Empar que me suena siempre tan dulce y joven, comenzó a resonar en mí como “la voz del dragón que parte de dentro del hueco tronco del árbol viejo”. Dejé de intentar comprender, me atreví por un momento a dejarme vencer por la vulnerabilidad bien entendida, confianza en el corazón, este corazón sonríe. Transitoriedad, insustancialidad, dukka… conceptos que separamos y, sin embargo, se entremezclan.
El ojo que ves
El ojo que ves no es
ojo porque tú lo veas;
es ojo porque te ve.
(Antonio Machado, Provervios y Cantares)
por Joost Scharrenberg
Albert Einstein dijo “Nuestra separación de los demás es una ilusión óptica de la consciencia” y con eso se acercó a la idea de la no-dualidad, que dice que en la existencia sólo existe unidad.
La práctica del mindfulness nos permite dar un paso hacia atrás y empezar a observar a nosotros mismos, a nuestra vida, a nuestras posesiones, a las personas y seres a nuestro alrededor desde cierta distancia. Podrás experimentar que tu no eres tus pensamientos o emociones y tampoco eres (las sensaciones en) tu cuerpo. Eres – en esencia – algo bien distinto. Parece que formamos parte de algo inmensamente grande y estamos conectados con los demás seres, aunque sea muy sútilmente y no es fácil distinguirlo.