Autor: Denko

La mirada interior

La mirada interior es la nueva obra publicada en la Editorial Siglantana por el maestro zen Denkô Mesa. en esta obra un nítido mapa de la práctica meditativa. Paso a paso nos acompaña para alcanzar los estados sublimes de la conciencia. Al lector se le facilitan orientaciones claras y efectivas en el viaje a los adentros. El maestro es autor de varios libros y destaca por su manera de enseñar, ya que reúne la ternura, la sabiduría y la profundidad de su experiencia. En sus propias palabras:

«Meditar es contemplar y descubrir la auténtica belleza de quien tú eres.»

La mirada interior es una joya para el descubrimiento y expresión del ser que nos habita. A lo largo de las páginas se profundiza en el aprendizaje e importancia de la estabilidad del cuerpo, la fluidez de la respiración consciente y la apertura de una mirada comprensiva. Disfrutarás de una guía efectiva con la que irás desarrollando y fortaleciendo día a día tu práctica meditativa.

Fragmento del prólogo

La mirada interior describe cómo desarrollar la atención consciente. De una forma progresiva se nos conduce por diferentes temas que estructuran este viaje. El proceso se inicia profundizando en la meditación, desmontando mitos y prejuicios sobre esta actividad. Y, sobre todo, enfatizando que el objetivo de la meditación no debe ser un objetivo material, interesado. Redescubriendo el placer de meditar por conocer el funcionamiento de la mente, por experimentar el gozo y la estabilidad que proporciona una mente atenta. En otro capítulo se nos insta a no manipular, a no forzar, a no buscar beneficios ni objetivos con la meditación y a extenderla a cualquier actividad. Posteriormente, se revisan las condiciones que facilitan este estado de atención, para intentar desarrollarlas. Y se entra en el fundamento de la práctica que, a menudo se da por sobreentendido, pero que con frecuencia no se realiza de forma adecuada. Nos deslizamos posteriormente a la postura de meditación, conociendo su importancia y sus características y se nos describen algunas cualidades que debe de poseer nuestra meditación.

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CANTO DE LA ERMITA DEL TEJADO DE PAJA

En la segunda mitad del siglo IX destacaron en China los maestros Ts’ao-shan Pen-chi y Tung-shan Liang-chieh (en jap.  Sôzan Honjaku y Tôzan Ryokai). El vínculo entre ellos dio lugar al nacimiento de la llamada Casa Ts’ao-tung, posteriormente conocida en Japón como la Escuela Sôtô, que deriva de la unión de los nombres de los dos fundadores y quienes a su vez recibieron sus denominaciones de las montañas de sus monasterios. Sin embargo, algunos estudiosos apuntan a que debiera considerarse al maestro Shitou Xiquian (en jap., Sekitô Kisen) como uno de los precursores no reconocidos de la misma. Un hecho significativo, y que merece ser tenido en cuenta, es que en las recitaciones diarias y en las ceremonias de los templos sôtô zen se incluye un texto de Shitou Xiquian, el Sandokai (La esencia y los fenómenos se interpenetran). Hoy no vamos a comentarlo, sino a dedicarle atención a un bellísimo poema suyo titulado «Canto de la ermita del tejado de paja» [en ch., Caoanke, en jap., Soanka]

Shitou Xiquian (700-790) residió en la provincia de Hunan. Según la tradición, él mismo se construyó una pequeña choza sobre una roca plana, por lo cual fue popularmente conocido como «Cabeza de piedra» (ch., Shitou; jp., Sekitô). Con este nombre se le conocerá a lo largo de toda la historia del Chan. Permaneció veintitrés años recluido en su choza de montaña, meditando e instruyendo a un creciente número de discípulos. Se caracterizó sobre todo por su inteligencia y por su aspecto sereno. Está en relación directa con Dàjiàn Huìnéng, el sexto patriarca del zen en China, a quien conoció cuando aún era muy joven. Shitou Xiquian recibió la transmisión del Dharma dos generaciones después. El texto dice así:

«Aquí donde no hay nada de valor,

he construido una ermita con el tejado de paja.

Después de comer, descanso y disfruto de una siesta.

Cuando estuvo acabada, la maleza ya crecía de nuevo.

Instalada ahora por doquiera, lo recubre todo.

 

Quien ocupa esta ermita, vive aquí tranquilamente,

no apegado ni al interior, ni al exterior, ni en medio.

Los lugares donde la gente mundana vive, él no vive.

Los reinos que la gente mundana ama, él no ama.

 

En sus escasos diez metros cuadrados,

esta choza contiene el universo entero:

un anciano y el resplandor de las formas y su esencia.

 

Los bodhisattvas del Gran Vehículo

tienen una fe absoluta en esto.

Los seres mediocres u ordinarios no pueden evitar dudar y preguntarse:

¿esta choza perecerá o no?

Perecedera o no, el verdadero maestro está presente.

No habita ni en el norte ni en el sur,

ni en el este ni en el oeste;

permanecer firmemente enraizado en la quietud,

nada puede superar esto.

Una ventana brilla bajo los verdes pinos,

palacios de jade y torres bermellón

no pueden compararse a ella.

 

Simplemente sentado

con la cabeza a cubierto,

todo permanece en reposo.

Así, este monje de montaña

no comprende nada en absoluto.

Viviendo aquí, ya no se afana por liberarse.

¿Quién se enorgullecería de disponer asientos para atraer visitantes?

 

Dirijan la luz hacia el interior,

luego, la devuelven simplemente (hacia el exterior).

La fuente ilimitada no puede ser atrapada ni rechazada.

Conozcan a los antiguos maestros,

familiarícense con su enseñanza.

 

Recojan manojos de paja para construir una choza

y no deseen abandonarla jamás.

Suelten completamente

y dejen pasar los siglos.

Abran las manos

y caminen inocentes.

Miles de palabras y miríadas de interpretaciones,

son sólo para que se liberen de las interpretaciones.

 

Si desean conocer al inmortal que vive en la choza,

aquí y ahora no se aparten de este saco de piel.»

Ya en los primeros versos del poema nos conmueve la certeza y sabiduría del maestro cuando dice: «Aquí donde no hay nada de valor». La determinación de construir una choza de paja, que no contiene nada de valor en su interior, está implícitamente relacionado con el compromiso interno a la hora de transitar la vía. En ocasiones, algunos me preguntan si la bodhicîtta, el impulso o anhelo al despertar, es un acto propio y egoísta, no dándose cuenta de que este es un recurso de defensa que aparece en el personaje. El ego se siente debilitado cuando el corazón sincero del practicante palpita con fuerza. No hay forma de parar al brote verde de una flor que pulsa por abrirse en primavera. Es algo natural. Es más, el sufrimiento viene al tratar de ralentizar o detener este flujo porque no hay posibilidad alguna para impedir este impulso de la libre voluntad del ser manifestado. Así pues, la determinación a la que alude Shitou Xiquian en su poema, surge más allá de la voluntad ordinaria y se extiende y presenta sin principio ni final. Así es la vía que seguimos. El maestro continúa diciendo:

«Cuando estuvo acabada, la maleza ya crecía de nuevo»

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GARZA BLANCA

En el Hokyô Zanmai se dice:

«una garza blanca se funde en la planicie nevada.»

 

Zen

Silencio

Quietud

Luz

 

Se inicia, se desarrolla, se expande.

El sonido es sonido cuando deja de tocarse.

Eres cuando dejas de buscarte.

 

La comprensión reposa en un vacío del saber.

 

La postura.

Obsérvala.

¿Quién la mira?

¿Qué hay en ella?

 

Abrirte a la desnudez de las palabras.

Trascender el juicio.

Dejar de atender.

Sin pretensión, ¿acaso todo no es?

 

«Turbado por las palabras

caes en el callejón del abismo y de la duda.»

 

¿Cómo puede caer quien no es?

El intelecto duda.

El sabio conoce, comprende.

 

En el fondo del silencio, ¿qué hay?

 

Denkô Mesa

Kusen 14 enero 2023

Un antiguo enigma de la gramática sánscrita resuelto

Un estudiante indio de doctorado de la Universidad de Cambridge ha resuelto por fin un problema gramatical que ha frustrado a los estudiosos del sánscrito desde el siglo V a.C. Rishi Rajpopat ha hecho el descubrimiento descifrando una regla enseñada por el «padre de la lingüística» Pāṇini.

El descubrimiento permite «derivar» cualquier palabra sánscrita -construir millones de palabras gramaticalmente correctas, como «mantra» y «gurú»- utilizando la venerada «máquina lingüística» de Pāṇini, considerada uno de los mayores logros intelectuales de la historia.

Destacados expertos en sánscrito han calificado de «revolucionario» el descubrimiento de Rajpopat, que podría permitir por primera vez enseñar la gramática de Pāṇini a un ordenador. Durante la investigación de su tesis doctoral el Dr. Rajpopat descifró un algoritmo de 2.500 años de antigüedad que permite, por primera vez, utilizar con precisión la «máquina del lenguaje» de Pāṇini.

El sistema de Pāṇini -4.000 reglas detalladas en su obra cumbre, el Aṣṭādhyāyī, que se cree que fue escrito alrededor del año 500 a.C.- está pensado para que funcione como una máquina. Introduce la base y el sufijo de una palabra y la convierte en palabras y frases gramaticalmente correctas mediante un proceso paso a paso.

Hasta ahora, sin embargo, había un gran problema. A menudo, dos o más de las reglas de Pāṇini se aplican simultáneamente en el mismo paso, por lo que los expertos se debaten sobre cuál elegir.

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