La palabra sánscrita de donde proviene el término voto es pranidhana que se puede traducir también como resolución. Por eso, los votos son la expresión del compromiso en la práctica meditativa, una guía o brújula existencial.

Los votos no son dogmas de fe o imperativos a seguir, al contrario, surgen desde la pura libertad del ser y se manifiestan como una renovada declaración de intenciones. Son como el viento que llena las velas de un barco, el navío de la aspiración al despertar, un impulso fresco y renovado que acompaña al bodhisattva a lo largo de toda la travesía.

Hace algunos años que hemos incorporado los siguientes votos en nuestras ceremonias matinales. Se vinculan con las Moradas sublimes o Brahma Vihara, a saber, amor benevolente, ecuanimidad, alegría y compasión. Dicen así:

  • TODOS LOS SERES GOZAN DEL AMOR INCONDICIONAL
  • TODOS LOS SERES ESTÁN LIBRES DEL SUFRIMIENTO
  • AQUÍ Y AHORA PRACTICO CON ECUANIMIDAD COMPASIVA
  • SIENTO EL BIEN Y LA PLENITUD QUE HAY EN TODOS LOS SERES

Cuando me inicié en la práctica del zen allá por el año 1989, se recitaban en japonés. Aún muchas comunidades lo hacen así. Pasados los años, he sentido que al hacerlo en castellano, facilita la verdadera comprensión y nos vincula mental, corporal, emocional y espiritualmente con lo que auténticamente practicamos, sentimos y vehiculamos. Muchas veces insisto en que, si no comprendemos lo que practicamos, automatizamos esta hermosa vía del despertar.

El primero de ellos nos lleva a recordar que nuestra esencia es la bondad natural. El amor es un estado de pureza original. Practicar la vía del corazón nos hace reconocer esta verdad en cada uno de nosotros. También sabemos que el apego el causante de la desdicha innecesaria y, puesto que todo está en nuestra mente, podemos soltar las creencias limitantes que nos separan de los otros, reconociéndonos en un mismo siendo. Este es el amor incondicional.

El segundo de los votos alude a que todos los seres somos en esencia un destello de conciencia. Todos los seres humanos ya estamos liberados de las causas de la ignorancia, pero debido a una falta de atención, no lo vemos. Así pues, el primer voto nos recuerda cuál es nuestra verdadera naturaleza.

El tercero apunta a la práctica del equilibro emocional y mental, un recordatorio de que gracias al poder de la presencia todo es visto tal y como es, alejado de las pretensiones egoicas y de las expectativas del falso yo. Cuando uno se vive en la intimidad con todos los seres, la sabiduría de acompañar a cada cual en su propio proceso se traduce en un acto sabio y compasivo. El primer paso comienza por uno mismo.

Finalmente, practicar es realizar la alegría del ser que nos sustenta, es expresarte desde la verdad de quien tú eres. De ahí que al sentarte y abrirte a la común unidad con todas las existencias, la experiencia sea de gozo y plenitud serena.

Denkô Mesa

(Enseñanzas tras la meditación online del 12 de febrero de 2021)